Vinicio Cerézo Arévalo gobernó Guatemala entre 1986 y 1991. Él fue el primer presidente de la llamada era democrática. También enfrentó un Paro Nacional, impulsado por el sector empresarial, que se oponía a una reforma fiscal. A 32 años de dejar la presidencia de la República, habla con Crónica sobre la crisis que vive el país.

Gonzalo Marroquín Godoy

Una de las posiciones privilegiadas para ser un buen observador y analista de la vida política del país, es ser expresidente, porque comprende cómo funciona la política por dentro y entiende mejor a los participantes de cualquier movimiento o situación que se vive.

Vinicio Cerezo enfrentó intentos de golpe de estado por militares, sobrevivió a un Paro Nacional del sector empresarial y desde que salió de la Casa Presidencial continuó una activa vida como diputado y secretario del sistema de Integración Centroamericana (SICA). Actualmente preside la Fundación Esquipulas para la paz, la democracia, el desarrollo y la integración.

El expresidente tuvo recientemente una intervención importante, pidiendo a los magistrados del TSE que prolongaran el proceso electoral hasta enero, para garantizar la transición correcta y la entrega del poder al nuevo gobernante electo, Bernardo Arévalo.

A continuación, la entrevista con Crónica.

Ha sido, por decirlo de alguna manera, un observador de la “era democrática” (desde 1986). ¿Cree que esta crisis enfrenta la democracia ha sido la más delicada en estos 37 años?: De hecho, llevo trabajando por la democracia desde mi etapa universitaria, antes de llegar a la Presidencia estuve en un trabajo serio y consistente, de más de 20 años, que llamé “La resistencia prolongada por la democracia”. Son más de 60 años que he entregado a la lucha por estas causas.

En esta etapa, después de la Presidencia, me parece que como país hemos atravesado diversas crisis delicadas, cada una con la complejidad del tiempo en que ocurrieron. Me parece que esta es distinta, porque con sus luces y sombras, estamos viviendo el periodo democrático más largo de nuestra historia, lo cual también ha permitido fortalecer instituciones y consolidar derechos ciudadanos.

Debemos recordar de dónde venimos. La primavera democrática duró 10 años, luego tuvimos más de tres décadas de gobiernos dictatoriales, autoritarios y fraudulentos en los cuales las garantías y derechos ciudadanos no se respetaban. Todos recordamos a nuestros dirigentes y líderes asesinados por la represión por parte del Estado, los miles de personas que perdieron la vida por pensar diferente, manifestar su opinión o involucrarse en política. Yo mismo sobrevivií varios atentados en contra de mi vida.

Por eso la frase de “Las manifestaciones ciudadanas son la música de la democracia”, la dije una vez que estaba en una entrevista con Andrés Oppenheimer en el Palacio, después de décadas de represión, teníamos manifestaciones constantes por diversos temas, la plaza central estaba constantemente ocupada por diversos grupos los cuales, ante la apertura del Gobierno para escuchar las demandas ciudadanas, no perdían oportunidad para manifestar. Recuerdo que Andrés me cuestionó “¿Cómo puede trabajar con ese ruido Sr. presidente?”, a lo que yo respondí “Es la música de la democracia”.

Cada crisis nos parece que será la más grave hasta que aparece la siguiente. Por ejemplo, nosotros enfrentamos intentos de golpe de Estado con tanques en las calles, la transición democrática no fue sencilla, muchos pensaban que ni siquiera íbamos a terminar el Gobierno, ya fueran las reformas educativas, fiscales, la búsqueda de la paz, la institucionalización democrática o simplemente el hecho de representar la esperanza de la gente por un sistema diferente, nos hizo tener una administración en constante crisis, con amenazas y presiones de todo tipo.

Las manifestaciones, protestas, etc. no son ataques a la democracia, sino más bien expresiones dentro de la democracia, porque el pueblo se manifiesta.

¿Se deben ir Porras, Curruchiche y Orellana?: Esa ha sido la demanda ciudadana. Independientemente del tema legal, no se puede ignorar la petición de millones de personas que mantuvieron manifestaciones durante casi un mes en el país, como nunca hemos visto.

En el momento en que los Fiscales vulneraron al Tribunal Supremo Electoral y retiraron arbitrariamente el material electoral, el MP vulneró la solemnidad del proceso electoral y por lo tanto perdió la legitimidad y la idoneidad para el cargo.

Creo que las cosas no son en blanco y negro, hay reformas que se hacen de buena fe para el fortalecimiento de la democracia, del sistema de justicia y, por ejemplo, la reforma que se impulsó para impedir que el presidente de la República pudiese destituir al o la Fiscal quizá fue casuística y no dejó claridad en causales para que en las circunstancias extremas que hemos visto en los últimos meses no se conviertan en una crisis política.

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¿Cree que es bueno que el sistema político controle al sistema de justicia y si eso nos acerca a una dictadura?: Una de las características del poder judicial es la neutralidad de quienes lo ejercen. La esencia de la democracia es la existencia de contrapesos, el poder judicial es uno de éstos. En una dictadura el poder se concentra en una sola persona o en un grupo que controla todo a su antojo. Me parece que, aún con todas las mejoras o señalamientos que podamos hacer, Guatemala no es una dictadura, tiene una democracia joven en proceso de consolidación, eso sí, pero no es una dictadura.

¿A qué atribuye que el sistema político no esté funcionando en el país?: En esto podríamos hacer una reflexión incluso más filosófica, puesto que considero que el sistema político está teniendo serias dificultades en casi todos los países del planeta, no solo en Guatemala. En toda Latinoamérica las instituciones relacionadas con la democracia son las que gozan de menos confianza.

Vinicio Cerezo fue recibido en la Casa Blanca por el presidente Ronald Reagan. Su llegada a la presidencia puso fin a una era de gobiernos militares.


Aún no tenemos una cultura político-democrática, eso requiere de varias generaciones. El sistema político funcionará por completo cuando tengamos una ciudadanía política, una sociedad que comprende, respeta y promueve las normas del sistema democrático.

Vemos una crisis de partidos políticos. Se dice que la política es un arte y sí, lo es, pero también es cierto que debemos prepararnos para ello, en esto los partidos políticos como las instituciones clave en la democracia son fundamentales. Aunque a muchos no les guste esto o sea una opinión impopular, pero para que el sistema político funcione mejor se necesita contar con políticos de verdad y éstos se forman y crecen en los partidos políticos.

Por otro lado, la desconfianza, la corrupción y el populismo le hacen mucho daño al sistema político. Si queremos mejorar, necesariamente debemos tener mejores políticos y organizaciones políticas, no vehículos electorales, sino partidos sostenibles, la formación es clave.

En Crónica hemos dicho que el MP es solo el arma que actúa, pero que detrás hay una alianza mucho más poderosa que es la que en realidad no quiere cambios. ¿Considera válida esta hipótesis?: Creo que en Guatemala hay grupos que durante las últimas décadas han visto afectados sus intereses y el control del poder. Esa es una de las grandes victorias de la transición a la democracia, la reconfiguración de fuerzas y de nuestro sistema político, aun así llevamos apenas, en esta etapa reciente, 37 años de esta nueva forma de organizarnos, imagínense si la resistencia aún persiste cómo era cuando iniciamos esto hace más de tres décadas las presiones eran considerablemente mayores y el margen de maniobra muy limitado. Aun así y creo que a pesar del tiempo aún no se ha hecho una lectura justa y objetiva del Gobierno de la Democracia Cristiana, porque a pesar de estar siempre caminando en la cuerda floja por las fuerzas que no querían ni democracia, ni paz, establecimos procesos y cambios históricos trascendentales que aún permanecen.

En estas casi cuatro décadas nunca se había visto un Paro Nacional como el que vivimos recientemente. ¿Qué mira de positivo y de negativo en el movimiento de octubre?

En términos históricos solemos caer en los “Nunca”. Durante mi Gobierno en 1987 tuvimos el Paro Nacional que duró una semana. La gran diferencia de ese con el que hemos visto en 2023 está en quiénes lo impulsaron. En mi Gobierno el sector privado se oponía a la reforma fiscal y paralizaron el país, en esta oportunidad ha sido la gente. Este paro nace en principio de los pueblos originarios y luego se fueron sumando otros sectores y actores. Me parece muy importante la participación de los pueblos originarios y que sean éstos quienes han salido también en defensa de la democracia.

Me parece muy positivo que la gente esté participando de forma más propositiva. La democracia es una forma de vida, es una cultura que se ejerce todos los días. La visibilidad y reconocimiento a los pueblos originarios me parece positivo.

¿Qué pasos habría que hacer para superar la crisis y llegar lo mejor posible al cambio de gobierno?: Aunque parezca un cliché, creo que hay que priorizar el diálogo político. Al final la solución de cualquier crisis pasa por el diálogo y los acuerdos. Es difícil sentarse a hablar entre las partes en momentos de tensión, sin embargo, buscar el máximo grado de acuerdo posible dentro del desacuerdo es fundamental para llegar a las soluciones. Al país no le conviene estar en crisis.

Como demócrata respetuoso de la separación de poderes, ¿qué opinión le merece que tengamos una Corte Suprema que va para su quinto año de mandato espurio inconstitucional?: La Corte Suprema es una de las principales garantías del Estado de Derecho en el país, el hecho de no respetar los plazos establecidos por la Ley afecta de forma considerable el Estado de Derecho, me sorprende que los grupos que tradicionalmente tienen al Estado de Derecho y la Certeza Jurídica como sus principales banderas estén tan tranquilos con esta realidad.

¿Cuáles diría que deben ser los pilares de la democracia y cuáles de ellos están haciendo falta o son débiles en Guatemala?: La democracia es una cultura, una forma de vida, un comportamiento cotidiano que incluye principios como la participación, el respeto a la diversidad, igualdad y equidad, solidaridad, paz, entre otros. La transversalidad del diálogo es fundamental, los vasos comunicantes e interlocutores son claves. El respeto al voto, las elecciones transparentes son clave. La crisis que enfrentamos, una parte de ella tiene su génesis en ese sentimiento ciudadano de sentir amenazado el resultado electoral.

¿Se puede combatir una corrupción tan arraigada en Guatemala sin el apoyo del Congreso y el sector justicia?: No, sin embargo, el ejemplo desde la Presidencia, la forma de ejercer el poder desde el ejecutivo y el mandato a todos los funcionarios puede marcar una diferencia significativa.

¿Cree que Bernardo Arévalo podría lograr un Gran Pacto Nacional con los sectores más importantes del contexto nacional?: Si, un Gran Pacto Nacional es parte fundamental del punto de inflexión que vivimos en este momento. Creo que el presidente electo es el indicado para propiciarlo como el máximo representante de la unidad nacional, me parece que su experiencia como mediador en procesos de crisis le da una ventaja importante para esta gran tarea.

¿Cuáles cree que son los retos más grandes que debe enfrentar Arévalo siendo presidente?: Garantizar la gobernabilidad democrática, generar confianza para llegar a Acuerdos y propiciar una transición a muchas de las reformas que nuestro país necesita en este momento.

Por último, Dígame, desde su perspectiva, cuál debiera ser en esta crisis el rol de…

– los empresarios: me parece que el sector privado es fundamental para el desarrollo del país, para que logre cuajar la democracia, creo que no debemos poner a todos en el mismo canasto, pero al final los países son el resultado de lo que sus élites construyen y permiten.

– las iglesias: en un país tan religioso como Guatemala con alto pocentaje de iglesias evangélicas y católicas, creo que eso les da una responsabilidad mayor porque le hablan directamente a la gente, me parece que los problemas nacionales son tan grandes que deben ser también parte de la solución.

– el ejército: Su rol es al servicio de la defensa de la democracia y de la defensa del territorio de amenazas externas.

Lee el artículo en su publicación original en Crónica

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