Texto de: Pablo Andrés Figueroa Girón Tiempo de lectura: 4 minutos
Escribo esta pequeña columna dentro del lugar más seguro que puedo encontrar en medio de la actual crisis sanitaria global provocada por el Covid-19, mi hogar; donde afuera de aquÃ, millones de doctores y enfermeros dan su vida por salvar a nuestros seres queridos, por lo que aprovecho este espacio para extender un fraternal y sincero agradecimiento a esos héroes que luchan dÃa con dÃa, en contra del enemigo común que el mundo enfrenta.
Asimismo, otro grupo de héroes fuera de los hospitales se encuentra trabajando por adoptar las medidas y acciones necesarias para mitigar el virus, esos son nuestros gobernantes. Hago alusión a los funcionarios públicos electos recientemente por el voto popular, para tomar las riendas de la nación a través de los Organismos Ejecutivo y Legislativo, quienes después de solamente 5 meses de asumir sus puestos, se encuentran dirigiendo al paÃs en una de las circunstancias más difÃciles que ha podido afrontar cualquier otro grupo de gobernantes en los últimos 100 años.
Con el objetivo de adentrarnos en el tÃtulo de la presente columna, resulta importante definir a la democracia como algo más que lo meramente procedimental, que se puede traducir en el proceso mediante el cual los ciudadanos eligen, por medio de las urnas, a las personas que estarán al frente del paÃs por un perÃodo determinado de tiempo. La democracia es más que ello, pues se compone por un conjunto de instituciones estables que regulan el comportamiento de una sociedad, limitando y fiscalizando las acciones de aquellos que ostentan el poder.
Para que exista democracia, se requiere la presencia de un Estado de Derecho, de instituciones sólidas y estables, de la protección y tutela de los derechos humanos, de participación ciudadana y por último y sumamente relevante, un sistema efectivo de capacidad de respuesta y rendición de cuentas.
El rol del Congreso dentro de un Estado es indispensable, su buen funcionamiento y toma de decisiones deben de estar encaminados a atender las necesidades de las personas, con el fin último de lograr el bien común. La denominada autonomÃa parlamentaria, una caracterÃstica única de los sistemas democráticos, deja caer sobre dicho Organismo una gran responsabilidad, que se convierte más grande en momentos de crisis, tal como la provocada por el Covid-19 en la actualidad.
Ahora, ¿por qué el Covid-19 representa una oportunidad para salvar la democracia? La respuesta resulta ser simple, porque las personas están necesitadas hoy más que nunca, de la respuesta por parte de esos curules que tomaron vida gracias a su voto, de ver reflejados sus intereses en 160 diputados que conforman el Congreso de la República. Es momento de hacer volver la confianza en las instituciones del Estado por parte de la ciudadanÃa, si no existe confianza, será muy difÃcil que exista democracia.
Por lo que dicha confianza se obtiene por medio de resultados. Resultados que velen por el derecho más importante, la vida; la cual se encuentra en alto riesgo en estos tiempos. Es por ello que la agenda legislativa, tanto a corto como a largo plazo que el Congreso tiene por delante, puede determinar la calidad democrática del paÃs y la satisfacción de las personas ante dicho sistema de gobierno. Pues es en este momento tan difÃcil, cuando más se debe de ejercer el rol principal de un funcionario público, servir.
En ese orden de ideas, se requiere que el Congreso pueda borrar todas aquellas barreras ideológicas y polÃticas que pongan en riesgo la estabilidad del sistema, lo cual provocarÃa una capacidad de respuesta tardÃa, contra un virus que se mueve velozmente, sin reconocer quiénes piensan de una forma y quienes de otra.
Del mismo modo, existe otro actor sumamente importante dentro de esta batalla en contra del Covid-19, nosotros; los ciudadanos encargados de ejercer nuestro derecho fiscalizador ante nuestros gobernantes, pero no por medio de quejas o discusiones en las plataformas digitales, sino que por medio de propuestas y argumentos que sumen, exigiendo de una manera productiva y positiva el buen actuar del Congreso y demás funcionarios públicos.
En virtud de lo expuesto, además de tomar la situación actual como una oportunidad para salvar la democracia en el paÃs; el Congreso, por medio de la efectividad en la toma de decisiones y su capacidad de respuesta, y nosotros, a través de la participación y fiscalización ciudadana, lo cual genera rendición de cuentas, un factor indispensable en cualquier democracia; también hay que tomarla como una oportunidad para pasar tiempo de calidad con nuestra familia y amigos, adoptando las medidas que sean necesarias, para juntos, con el apoyo de Dios, salir adelante.